MI BLOG DE COCINA

miércoles, 19 de octubre de 2016

LA CASA DEL MONSTRUO

Hola:

He leído en los periódicos que van a derruir la casa donde nació Hitler, que como todo el mundo sabe no era alemán, sino austriaco ya que, para desgracia de muchos, fue alumbrado en la población de Branau.

Por lo visto, para poder derruirla (ya que estaba considera monumento artístico), han tenido que hacer una ley “a medida”. El argumento para esta demolición es evitar que se convierta en un “santuario” de peregrinación para los “nazis” (¿Aún existen?) y los activistas de ultraderecha.

Este tema me lleva a hacer varias reflexiones:

La primera es que no estoy de acuerdo con la demolición. Yo la convertiría en un “museo de los horrores del nazismo” y así conseguiría exorcizar a los demonios, que seguro todavía habitan, como fantasmas dormidos, en ese infausto edificio.   No vaya a ser que demuelan la casa y los demonios despierten, se liberen y vuelvan a habitar en el mundo.

La segunda es que no puedo concebir (y no estoy fuera del mundo, sé que los hay) que siga habiendo seguidores de esa doctrina (me niego a llamarle “filosofía”).  Si alguno de vosotros ha visitado Dachau o Treblinka, o habéis siquiera visto reportajes de estos sitios o de cualquier otro campo de concentración, estaréis conmigo en que nadie en su sano juicio puede pensar en ser nazi.   El horror que te produce visitarlos es tan profundo que nunca lo puedes olvidar. ¡Ojo! Que no me olvido de los Gulags de Stalin, que se cargó, con mucho, a mucha más gente que Hitler.  Supongo que la estética de “cabeza rapada” está relacionada con los cerebros desequilibrados, quizás por exceso de sol o de frio, porque, si no, no soy capaz de entenderlo. Y otro día hablaremos de la relación de la ultra-derecha con el futbol….. ¡Que eso tiene tela!.

La época del nazismo ha sido una de las más oscuras épocas de la humanidad…. Y mira que el “Homo Sapiens Sapiens” no se ha destacado, precisamente, por ser un homínido pacífico y compasivo.  Me da terror solo de pensar que pueda de nuevo florecer ese horror. En una Democracia cabe casi todo pero, por una vez, permitidme mostrarme intolerante y declarar que, ante esta posibilidad, se debe actuar con la máxima dureza y cortar de raíz cualquier brote que pueda aparecer.

Un abrazo “contra el horror”


Esteban