Hola:
Hoy he leído una noticia que me ha llamado la atención: “La
Asociación Nacional del Rifle reescribe cuentos clásicos infantiles para glosar
las virtudes de ir armado”. Por lo visto ya han “reescrito” los cuentos clásicos
de CAPERUCITA ROJA y HANSEL & GRETEL y ahora se proponen reescribir LOS
TRES CERDITOS. Todo para convencer a los
niños de las virtudes de conocer y amar las armas.
Este tema me recuerda enormemente a los CUENTOS
POLITÍCAMENTE CORRECTOS del escritor James Finn Garner (que os recomiendo
encarecidamente leer) en el que, en la respuesta de Caperucita al lobo, la
primera vez que se encuentran en el bosque y cuando el lobo le pregunta algo así como ¿Como va una niña sola por ese peligroso lugar?, Caperucita le responde “Encuentro esa
observación sexista y en extremo insultante, pero haré caso omiso de ella
debido a tu tradicional condición de proscrito social”.
El uso de los cuentos infantiles, que no olvidemos fueron
escritos en un contexto social concreto, para adoctrinar a los niños me repugna
enormemente. Y también me revuelven las tripas el hecho de querer cambiar esos
cuentos para convertirlos en algo “politicamente correcto”. Y ya que estamos, me sale bilis por la boca
cuando oigo peticiones de cambio del diccionario para adaptarlo a los
histerismos anti-sexistas que estamos viviendo últimamente.
Ya sabemos que el lenguaje no es neutro, pero no veo ningún
insulto sexista en el uso de masculino como “genérico” ni veo ninguna necesidad
en usar el “Vascos y Vascas” (cosa que en mi tierra se ha convertido en un
mantra), ni el inventarse palabras como “miembras” (como hizo una ministra hace
algún tiempo).
¡Y que decir de la publicidad!. Tengo un amigo que se dedica
a hacer anuncios para TV y me cuenta que pierden mucho tiempo intentando que el
anuncio en cuestión “pase por la censura” del extremismo feminista. Una vez, en una campaña de promoción de “bikinis”
se las vieron y desearon para que el anuncio no diera una imagen de
mujer-objeto ¡Hay que joderse!. Yo no me ofendo cuando veo que todos los
anuncios de crema de afeitar siempre son protagonizados por hombres (con el
torso desnudo y macizos, debo decir).
Y eso que vivimos en uno de los pocos países del mundo en el
que la mujer, cuando se casa, no pierde su apellido. Digáselo Ud. a una americana, una
finlandesa, una danesa o una holandesa, por ejemplo.
En este país tenemos cosas más importantes de que
preocuparnos y la verdad, los extremismos fundamentalistas me parecen estúpidos
y fuera de lugar.
Un abrazo “anti-censura”,
Esteban