Hola:
La idea de este post me la ha dado un primo que se ha ido a
vivir un barrio “castizo” de
Madrid. Hablando con él, me comentó que
estaba sorprendido del número de personas, que se encontraba por la calle, vestidas
con “chandal” y, al fenómeno en cuestión, lo llamó “chandalismo”. Me gusto la
palabreja así que ahí va mi comentario.
Seguramente pisaré algún que otro callo pero…….. ¡así están
las cosas!. ¿Quién dijo miedo?.
Por definición, el chándal, es una vestimenta deportiva
diseñada para llevar encima del típico pantalón corto y camiseta que se usa
para, por ejemplo, correr. Sin embargo, es un fenómeno de todos conocido
que cada vez más gente lo usa para salir el domingo a dar una vuelta, en la que el
máximo ejercicio que hace, es ir comprar
el periódico y luego a tomarse unas cañas.
Por cierto, me viene a la mente la famosa canción de
Martirio que decía algo así como “Con mi chándal y mis tacones….” y también un
polémico artículo (por el que recibió más de una bofetada dialéctica) de ArturoPérez Reverte en el que decía que tenía la sensación, aunque no fuera verdad,
que la gente que llevaba chándal olía a sudor.
Este fenómeno, que era patrimonio de la gente menos acomodada,
se está extendiendo y ahora podemos ver chandals “de marca” (de los que valen
cientos de euros) paseando tranquilamente por las calles más céntricas de las
ciudades.
Yo reconozco que soy un nostálgico incurable de la elegancia
perdida y de la buena educación, no ya perdida sino olvidada, así que no puedo
por menos que ver en esta “chandalización” una prueba más de la decadencia
moral que está viviendo nuestra sociedad.
Eso, junto con la moda (que nunca entenderé) de los
pantalones vaqueros rotos por todas partes, me indica que hay una tendencia a
la chabacanería que se está imponiendo y no olvidemos que, la chabacanería, es lo contrario de “la
clase”.
En fin, que debe ser que mi clasismo se está tornando en
paranoia pero, y lo siento, yo cada vez que veo un chándal por la calle, me
cambio de acera ¡no vaya a ser que se me pegue algo!.
Un saludo “por la elegancia”,
Esteban