Hola:
Llevaba algún tiempo sin hacer un post “polémico” (de esos
que antaño me gustaban tanto). Supongo
que la edad va atenuando mi instinto de lucha y eso no sé si es bueno o malo.
En fin, que hoy, que me he levantado peleón, me lanzo a la piscina y a ver que
chorreos me caen por doquier.
La vida es bastante curiosa y te ofrece algunas casualidades.
Ayer estaba yo pensando en el tema de la “Discriminación Positiva” cuando un programa
de TV nocturno sacó el tema. Está claro que los hados se habían confabulado
para que yo hablara sobre este asunto.
Ya sabéis que soy un defensor a ultranza de la igualdad de
la mujer. También es cierto que, por mi provecta edad y, a pesar de esta declaración
racional, puedo tener algunos dejes machistas (por ej. una enemistad
irreconciliable con “la plancha”) pero, por lo general y sobre todo en el
ámbito laboral, nunca miro el sexo de una persona sino su valía profesional y
sus actitudes y aptitudes personales.
Sin embargo, soy un convencido de que cualquier
discriminación es mala, sea positiva o negativa (con una sola excepción que
luego explicaré). No entiendo la
obligación de cuotas para mujeres ni entiendo que yo deba contratar a una mujer
si tengo una persona con más capacidad como candidato. Para un puesto de trabajo, lo que cuenta es
la capacidad y la experiencia pero no el sexo.
El único caso en que me parece que está justificado el “puntuar”
más a una persona que a otra es el de las personas con alguna discapacidad
(siempre y cuando esta no afecte al puesto de trabajo que van a desempeñar). La
compensación, en este caso, me parece de justicia.
Ya no vivimos en los años 60 (gracias a Dios) y, ahora,
cualquier mujer que se lo proponga puede llegar tan alto como cualquier
hombre. Me hablaréis de la conciliación
familiar, y eso es cierto, pero creo que es más bien un problema de la pareja (que
no se ha repartido bien los roles) que de la propia mujer y la mujer siempre puede decidir con quien se empareja ¿o no?.
Las mujeres son más del 50% de la población y ya es hora de
que ocupen su lugar preponderante en la sociedad. Los cambios no sé regalan, se
ganan. Los obreros se ganaron sus
derechos luchando y no con ayuda de los políticos.
Así que ¡Adelante mujeres!. No seré yo quien os ponga
ninguna traba…
Por cierto, no quisiera acabar este post sin decir que la historia esa de "los semáforos con falda" me parece una chorrada de campeonato. Lo mismo que lo de "miembros y miembras" o lo de "vascos y vascas" que le gusta tanto decir a nuestros próceres en el País Vasco. El idioma castellano se refiere en plural al colectivo de hombres y mujeres y.... no veo ninguna discriminación ni confabulación judeo-machista en eso.
Un abrazo “por la igualdad”
Esteban