MI BLOG DE COCINA

viernes, 16 de mayo de 2014

LA VERGUENZA DE SUDÁN

Hola:
 
Hoy he estado releyendo algunos post de años anteriores (llevo escribiendo desde el año 2008) y lo primero que se me ha venido a la cabeza es lo poco que ha cambiado el mundo en estos últimos 6 años.  Y digo más, aunque sin atreverme a ser demasiado preciso (no tengo calibrado el "cambiometro"), el mundo ha cambiado a peor.
 
No me refiero solo, aunque también,  a la evidente pérdida de calidad de vida en los países del primer mundo debido a la crisis, si no también al retroceso generalizado de los derechos humanos en todo del mundo.   Es como si estuviéramos retrocediendo a la Edad Media y volviéramos a pensar en quemar brujas, pero eso sí, esta vez en un horno de gas natural con pirolisis y no en una pira de leña.
 
La noticia de hoy, que me ha revuelto las tripas es: "Condenan a muerte, por convertirse al cristianismo, a una sudanesa embarazada".  Al parecer, una  mujer llamada Abrar Ishaq, que cambió su nombre por Mariam al convertirse al cristianismo después de casarse con un hombre de esta religión, ha sido condenada a recibir 100 latigazos y morir ahorcada por el simple hecho de haberse cambiado de religión.   Por lo visto, en un Sudán islámico que aplica la Sharía, los jueces han considerado que el matrimonio con un cristiano no es válido y la han condenado por "adulterio".  Y, encima, los jueces han sido de lo más clemente porque han pospuesto la sentencia dos años para que Mariam, embarazada en este momento, pueda tener el niño y amamantarle durante un tiempo.  ¡Hay que joderse con la clemencia de estos jueces!.
 
¿Donde está el Islam de "Al Andalus"?   ¿Dónde está ese Islam del que nos habían dicho que toleraba todas las religiones y culturas?.   Lo único que tengo claro es que, cuando la religión adquiere poder político, los derechos individuales y colectivos desaparecen o, si lo preferís así, "cuando la religión entra por la puerta, la libertad sale por la ventana" .
 
Deseo que las campañas internaciones que se están ya lanzando, sobre el caso de esta mujer, sean efectivas pero, la verdad, no tengo demasiadas esperanzas. Yo soy de los que pienso que la racionalidad y la fé no debieran estar reñidas pero la realidad de nuestro mundo se empeña en demostrarme, siempre, lo contrario.
 
Un abrazo "preocupado",
 
Esteban