MI BLOG DE COCINA

jueves, 15 de septiembre de 2011

CORRECCIÓN POLÍTICA o ESTUPIDEZ


He llegado a la conclusión de que este país está hasta la bandera de locos y de “cagaos”.

Ya se que me ha quedado una frase demasiado fuerte (incluso lapidaria), que he hecho una generalización temeraria y que nadie se incluirá en ninguna de las dos categorías (me extrañaría lo contrario) pero, si no habéis cerrado el post en este punto, veréis el porque de mi afirmación.

Llevo muchos meses rumiando este post en mi cabeza pero no acababa de salir. Hoy, por una absoluta casualidad, he topado con un post que decía “Cuento de Caperucita Políticamente Correcto“. Lo he leído, he buscado otros similares y me he encontrado con “Cuento de Cenicienta Políticamente Correcto“…… ¡y no he seguido buscando!.

Tengo que decir que me he reído “a gusto”, pero con esa risa que no nace de una situación cómica, sino que es producida por caer en la cuenta de que, lo que se está leyendo (dentro de un apartado de humor), representa fielmente la forma en que nos expresamos, en los últimos tiempos, en la vida diaria.

Cuando estás en una reunión mal llevada y se te ocurre decir la frase “esto es una merienda de negros” (muy castiza frase, por cierto) siempre hay algún iluminado que te mira mal y piensa que tienes un lenguaje racista. Si le afeas a alguien su mal uso del castellano, cuando dice lo de “miembros y miembras”, eres un cerdo sexista. Si se te ocurre sostener la opinión de que esta sociedad está como está porque se han perdido los principios morales (¡ojo que no hablo de principios religiosos) y las buenas maneras, alguien te tachará de retrogrado carca.

Hemos llegado a un punto en el que nos da miedo hablar claro y tenemos que usar tales perífrasis y revueltas en nuestro discurso ¡que ya es dificil entender lo que se dice!.

Así que opino que nuestro país está dividido, aunque no a partes iguales, entre “locos”, que se piensan que se pueden cambiar las actitudes solo censurando el lenguaje y “cagaos”, que no están de acuerdo, pero no dicen nada.

Yo, que no soy precisamente el Capitan Trueno, me debo incluir el el grupo de los cobardes. Pero, eso si, cobarde avergonzado que no se ufana de su cobardía.

Un abrazo “avergonzado”

Esteban