MI BLOG DE COCINA

lunes, 26 de diciembre de 2011

EL TUNEL DEL TERROR


Hola:

Quizás, en estos días en que todo el mundo tiene que estar alegre “por decreto-ley” no sea este post del gusto de muchos o quizás no sea demasiado oportuno pero yo, que no escribo al dictado, transmito lo que siento y pienso y, además, la mayor parte de las veces me parece que escribo más para mi mismo que para los demás así que ¡allá va!.

No se si alguno de vosotros ha tenido alguna vez la sensación de que la vida es como un “Tunel del Terror”. Se nos lleva a traves de un camino líneal, sin vuelta atrás posible y sobre el que no tenemos ningún control. Nos encontramos, a derecha e izquierda, con situaciones angustiosas para las que, a pesar de saber que van a ocurrir, no estamos preparados. La maldad, la traición y el engaño, nos esperan siempre a la vuelta de la próxima curva y no podemos hacer nada para evitarlas. Viajamos casi todo el tiempo a oscuras y, cuando de repente se hace la luz, solo es para que podamos ver claramente a lo que nos enfrentamos y así nuestro sufrimiento sea mayor.

En el Tunel del terror sabemos que en algún momento terminará el viaje y que, cuando salgamos, podremos contar a todos (con una risa falsa y nerviosa) que no hemos pasado nada de miedo y que a nosotros, esos muñecos de cartón-piedra, no han conseguido “ni despeinarnos” ¡menudos somos nosotros!. En la vida, sin embargo, el final del paseo es aún más terrorífico que el paseo mismo porque no tenemos la menor idea de lo que nos espera después. 

A mi, la vida, siempre me ha parecido una broma cruel. No se si algún demiurgo todopoderoso, con un sentido del humor más que cuestionable, nos creó para matar el aburrimiento o si solo somos un accidente, producto fallido de una mezcla de compuestos químicos. En cualquier caso es una jugarreta infame del destino que tengamos conciencia solo para saber lo desafortunados que fuimos al ser creados.

Nuestra evolución, en aras de paliar nuestra desgracia, nos ha dado la capacidad de auto-engañarnos y pensar que podemos ser felices si nos lo proponemos. No es más que un espejismo pero, si no fuera por el, no tendriamos la fuerza necesaria para seguir adelante así que no creo que debamos quejarnos de esa falta de lucidez, es más, debieramos aplaudir la previsión del mecanismo evolutivo aunque solo sea porque nos permite unos momentos de paz, entre lágrima y lágrima.


El “No pido nada, no espero nada” es la fórmula usada por algunas religiones para describir lo que a mi me ha costado varios párrafos. “No pido nada” porque no hay nadie que vaya a atender mi petición, “No espero nada” porque no hay nada que esperar. Solamente nos queda confiar en que se fundan los plomos de nuestro ”Tunel del Terror” particular y no se encienda la luz que nos hace ver la realidad y asi, en la más absoluta oscuridad, seguir viajando y viajando hasta que se acabe el camino.

Un abrazo

Esteban