MI BLOG DE COCINA

viernes, 7 de mayo de 2010

FALDA O PANTALÓN


Una de las cosas buenas de dejar el coche aparcado y usar el metro (además del ahorro de gasolina y tiempo), es la oportunidad que te da de observar a la gente. Cuando vas en coche, la visión que tienes de las personas con las que te cruzas, es similar a cuando las ves en la TV o en el cine, o sea que son figuras “planas”, sin aristas. Yo creo que este alejamiento es consecuencia del uso de un solo sentido, la vista, que nos impide percibir los matices que son captados por el resto de los sentidos (los olores, las voces, el tacto de un roce incontrolado,…).

El caso es que, gracias a mis incursiones en el transporte público, estoy teniendo la oportunidad de observar, de manera discreta, a la gente que me rodea. Reconozco que soy un “voyeur” (pero, ¡ojo!, sin ninguna connotación extraña) y me divierto mirando a la gente y tratando de adivinar que historias están viviendo.

Y ahora seguro que hay alguien pensando: ¿Qué diantres quiere transmitirnos Esteban con esta introducción? ¿Qué narices tiene que ver la ropa con las relaciones humanas?. No os preocupéis que no pienso aburriros con sesudas disquisiciones acerca de la condición humana y no os impacientéis que ahora mismo voy directo al tema que nos ocupa hoy.

Hoy, simplemente, quiero utilizar este medio para publicar un descubrimiento científico que he realizado (aunque no creo que me lo admitan en la revista “Nature”) y que básicamente se enuncia como “la transmisión telepática involuntaria de información sobre la ropa que hay que ponerse que tiene el género femenino humano”, o lo que es lo mismo, he descubierto que las mujeres se ponen de acuerdo, sin hablarse entre ellas, sobre si ponerse falda o pantalón cada día mediante algún mecanismo de comunicación que todavía no he conseguido revelar y que debo seguir investigando. Ya tengo hasta el nombre para este descubrimiento: lo voy a llamar “La 1ª ley de Esteban sobre la comunicación extrasensorial femenina”.

Esto, que parece una broma (¡y lo es!), me ha traído a mal traer durante bastante tiempo. Me ha costado miles de observaciones (no seáis mal pensados que la cosa no iba de mirar a las piernas de las chicas) el llegar a la conclusión de que existe esta comunicación. Mi trabajo me ha costado pero creo que, esta vez, mi carrera hacia el Nobel está bien encaminada.

Como todo descubrimiento científico, tiene que ser corroborado por fuentes externas así que os ruego, hagáis las observaciones pertinentes y me reportéis los resultados.

Un abrazo “esperanzado”

Esteban