MI BLOG DE COCINA

jueves, 25 de febrero de 2010

ENERGÚMENOS Y CIA.


Soy lo que se viene en llamar “un hombre tranquilo”. No creo que me haya pegado con alguien más de dos veces en mi vida y ambas de muy muy joven. Creo que la violencia nunca es el último recurso (solo lo es para los incompetentes, como decía uno de los personajes de Isaac Asimov en “La Fundación”) y siempre hay una forma de resolver los conflictos sin llegar a los palos y pedradas. Ante la pregunta de si sería capaz de matar por alguna razón solo puedo responder que para defender a mi familia, que es lo que realmente me importa en la vida. Por supuesto, ni dioses, ni banderas, ni ideas son, para mi, causas suficientes para ejercer la violencia.

No me considero un cobarde por ello. Cobarde es el que agacha la cabeza y se traga, sin protestar, la opresión. Yo, con las limitaciones de un ciudadano anónimo normal, me niego a “sufrir en silencio” las injusticias y grito tal alto, como puedo y sé, contra ellas. Como dijo hace mucho tiempo el mejicano Benito Juarez (parafraseado después por Doloes Ibarruri “La Pasionaria” y más tarde por “El Che” Guevara), soy de los que prefiero “morir de píe que vivir de rodillas”. Pero “morir de píe” no significa, necesariamente, hacerlo empuñando un arma.

Veo con enorme frustración como la violencia se ha instalado en nuestras vidas. No me refiero ahora a la violencia “con mayúsculas” (terrorismo, guerras….) sino a esa otra violencia que es mucho menos sangrienta pero, incluso, más bochornosa, a saber, la de los hinchas de futbol. Cuando alguien mata (o muere) por defender una idea, por lo menos tiene una apariencia de honorabilidad, sino objetiva si para “los suyos”. Pero cuando uno se lia a mamporros por que se ha pitado un penalti (por más que sea injusto) en contra de su equipo, ni siquiera tiene una apariencia de hacerlo por una “gran causa” sino que cae en el más espantoso de los ridículos

No hay más que mirar con detenimiento las imágenes de TV cuando narran algún incidente violencia en los campos. Si os fijáis en las caras de los que participan, veréis que todos ellos tienen los ojos inyectados en sangre, la cara deformada por un rictus animalesco,……. Se convierten en energúmenos descerebrados que mejor estarían encerrados en las jaulas de un parque zoológico que sueltos por la calle.

Lo curioso de estos energúmenos es que puede que, en su vida normal, sean personas perfectamente educadas de las que ayudan a las ancianitas a cruzar el paso de cebra y ceden el asiento a las embarazadas en los autobuses. ¡ Míedo me da pensar en ello ! ¿será que el vertiginoso movimiento del balón provoca en el espectador algún tipo de descarga de adrenalina que incita a la violencia? . Tema de estudio para los Sociologos, Psicologos y demás eruditos ……….

A mi me gusta el futbol, me gusta que gane mi equipo, veo los partidos importantes (no soy de los que se tragan todo lo que dan) y me alegro cuando gana, entristeciéndome cuando pierde pero, de ahí a pegarme con el vecino por un fuera de juego, va realmente un abismo.

Un abrazo “pacífico”,