MI BLOG DE COCINA

martes, 10 de febrero de 2009

HASTA AQUI LLEGA EL OLOR

El último artículo, que fue una entrega de “premio” (mi primera concesión de un premio, debo recordar) ha dado un montón de juego. Es curioso que un post, que en principio no tenía más trascendencia que reconocer el trabajo de una comentarista (cosa que es muy importante por otra parte), haya levantado réplicas y contra-réplicas , posicionamientos a favor y posicionamientos en contra….. ¡sobre un tema que no tenía nada que ver con el post!. En fin, que mis dotes de adivino para saber que tipo de artículo va a recibir más o menos atención han quedado definitivamente puestas en evidencia.
He estado dudando, hasta el último momento, si retomar el tema de Eluana, que como sabéis falleció ayer (antes de que el ínclito Berlusconi pudiera aprobar la ley que había puesto sobre la mesa para impedir que se ejecutará la decisión del Tribunal Supremo italiano), pero me he decantado por escribir sobre un tema que me da sarpullido y, por lo tanto, promete emociones intensas, a saber, “la corrupción en la política”.
El titular de hoy es: Soraya Sáenz de Santamaría aboga por sacar del cesto las manzanas que no estén buenas. Las declaraciones hay que enmarcarlas en el contexto de la “penúltima” trama de corrupción, sacada a laz luz por investigaciones del juez Garzón, y que en este caso a afectado al PP (desgraciadamente últimamente parece que les han crecido los enanos y les tocan todas). No voy a aburriros con el caso, del que podéis encontrar suficiente información en las hemerotecas, pero es el típico caso de “empresario ligado a partido, partido gobernante en Comunidad y/o Ayuntamiento, Comunidad y/o Ayuntamiento que contrata (de manera presuntamente irregular) a empresa del empresario en cuestión”. En esta trama, lo más novedoso, es que han salido a relucir, sin que eso signifique implicación alguna, nombres que hasta ahora (por lo menos a mis oídos) estaban absolutamente inmaculados como Alberto Ruiz-Gallardón o Rita Barberá.
Os habréis fijado (no dudo de vuestra perspicacia) que he usado “corrupción EN la política” en vez de “corrupción política”. No es una diferencia baladí. Corrupción política, a mi entender, significa algo diferente, haciendo referencia a la compra-venta de cargos y prebendas. También podría dar a entender que todos los políticos están contaminados porque la propia política está llena de podredumbre. He aquí la primera de mis declaraciones: Estoy seguro que de no es así. Estoy seguro de que la mayoría de los políticos son honrados. Corrupción en la política hace referencia, sin embargo, a los hechos de corrupción que florecen a la sombra protectora del poder. He aquí la segunda declaración: la corrupción existe, de por si, en la sociedad civil y lo único que pasa es que se aprovecha de la política para gozar de una cierta impunidad.
La famosa frase (que seguro os ha venido a todos a la mente) de “El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente”, a pesar de ser conocida por todos, no tiene porque ser un axioma irrebatible. Llamadme ingenuo, estáis en vuestro derecho, pero yo creo en la honradez de las personas. Entre los políticos hay el mismo porcentaje de corruptos que lo hay entre los vendedores de patatas (por poner un ejemplo). Lo único diferente es que El Poder permite que el monto del fraude sea mayor y que, aparentemente, sea más difícil que se detecte. Digo aparentemente porque, como podéis comprobar por las noticias, al final todo acaba saliendo a la luz. ¿Alguno piensa que el que truca la bascula, para que pese unos gramos de más, no es también un corrupto? ¿Y que me decís del que defrauda a Hacienda? ¿Es que alguno puede pensar que el monto del fraude, siendo pequeño, exculpa al defraudador?. Para mi un corrupto, lo es, independientemente del valor de lo robado, sea 1 € o 1 millón de €.
Yo conozco personalmente algunos alcaldes y concejales a los que no puedo, ni debo, meter en el mismo saco que los que están apareciendo en la prensa. Los que yo conozco trabajan como mulas, con sueldos ridículos, e incluso sin sueldo, para que su pueblo tenga un mejor alcantarillado o un nuevo polideportivo o un nuevo centro de salud. No seamos injustos con ellos y no hablemos, en general, de la “corrupción política” sino que señalemos, con nombres y apellidos, a los corruptos estén donde estén.
Permitidme acabar diciendo que el hecho de que, últimamente, los casos de corrupción se hayan circunscrito al “ambito” del PP es meramente una casualidad ¿o no?.
Un abrazo “con las manos limpias”,
Esteban