Hoy había varias noticias a las que sacar “carnaza” pero no voy a
escribir sobre ellas. Mañana será el día de volver a la actualidad pero hoy me
vais a permitir que reflexione, con unas pocas líneas, sobre mis motivaciones
para escribir este blog.
Seguro que os preguntáis el porqué de este cambio de actitud. De
repente, el telescopio apuntado hacia el exterior se convierte en un
microscopio dirigido hacia mi alma. Pues, como casi todo en la vida,
parte de una situación muy sencilla. Hoy, como todos los fines de semana, he
ido a comer a casa de mi suegra y, cuando le he contado que estoy escribiendo
un blog (le he tenido que explicar que es lo que era), me ha dicho “ten
cuidado”. En estas dos simples palabras se expresa de manera muy gráfica todo
un mundo de represión y de miedo a la libertad. Por eso el titular del artículo
de hoy parafrasea a la famosa obra de “Erich Fromm“.
Me gustaría de verdad, que algunos bloggers me contaran lo que ellos
sienten, pero en mi caso, el escribir un blog, aun siendo solo un juego
al principio, se ha convertido en una necesidad vital. Es una
necesidad que viene a llenar un ansia de decir lo que pienso en un mundo en el
que la oportunidad de hacerlo es muy escasa.
No se si os lo vais a creer pero, desde que escribo este blog, mi estomago
, que a menudo me protesta muy agriamente, me ha dado una tregua. Puede que no
tenga nada que ver pero es como si la bilis que me trago diariamente tuviera
ahora una forma de salir al exterior y dejar de hacerme daño.
No soy (ni pretendo serlo) un “héroe”. Tengo tanto miedo a las
consecuencias de lo que escribo como lo tendría cualquiera en mi lugar. Es más,
los que me habéis seguido día a día (más de los que me hubiera atrevido a
pensar) sabéis que intento ser lo más educado posible e incluso a veces, me
paso de políticamente correcto. Sin embargo, aun con palabras mesuradas y sin
aspavientos, digo lo que pienso y ¡¡ Dios mío que bien me sienta !!.
La libertad de pensar y la libertad de contar lo que se piensa es un bien
demasiado preciado como para dejarlo en manos de los políticos o de los “medios
de comunicación establecidos”. Yo tengo miedo pero no es “miedo a la libertad”
sino miedo a las consecuencias de la libertad. Pero, a pesar de este
miedo o precisamente por este miedo, voy a seguir escribiendo y
contando lo que pienso. He aprendido que la posibilidad de abrir el corazón al
mundo es tan importante para mi como el respirar y ¡¡ no pienso
renunciar a ello !!.
Un abrazo sin censuras,
Esteban